LAS GESTAS DEPORTIVAS DE JOSÉ ANTONIO CARRILLO
Las gestas deportivas que ha conseguido José Antonio Carrillo Morales para su querida Cieza no tienen parangón y son difícilmente igualables. El curtido entrenador de atletismo ciezano y alma máter del Club Athleo, una entidad referente en el panorama del atletismo español, ha cosechado grandes éxitos a lo largo de su dilatada carrera deportiva y el gran colofón, el broche de oro (por partida doble) llegó el mes pasado en el Mundial de Budapest, donde logró que su pupilo Álvaro Martín, afincado en la localidad, se proclamase bicampeón mundial; un hecho sin precedentes en el atletismo patrio. Este mérito alcanza cotas estratosféricas. Además, a los dos oros cosechados en Hungría se le une el conseguido en 2015 entrenando al murciano Miguel Ángel López. Por tanto, estamos ante un triple campeón mundial como entrenador, lo que sitúa a José Antonio Carrillo como el mayor exponente deportivo que ha tenido Cieza en su historia y le reserva un lugar, merecido, en el Olimpo.
La historia de Carrillo está plagada de dificultades que ha sido capaz, debido a su persistencia y valía extraordinaria, de superar; sin cejar jamás en su empeño y teniendo siempre claro su objetivo, demostrando un carácter indomable y una fuerza de voluntad a prueba de balas.
El inmenso éxito del entrenador es el de toda la sociedad ciezana, que está tremendamente orgullosa de que sea “uno de los nuestros”. Recientemente, ha sido recibido en la Moncloa, para rendirle tributo junto a los atletas, por Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España, dejando el pabellón ciezano en lo más alto del deporte internacional.
Bajo nuestro punto de vista, este merecido reconocimiento que le rindieron en la capital de España no debería quedar solo allí. Consideramos que José Antonio Carrillo merece un homenaje en su Cieza, a la que tanto ha aportado. Y los mejores homenajes son los que se hacen en vida del protagonista, para que pueda apreciar el cariño de su gente. Por ello, el Ayuntamiento de Cieza debería plantearse, muy seriamente, otorgarle, como mínimo, el nombre de una calle a su nombre por todo lo que representa para el municipio.